Carreteras inteligentes. Parte II
Vida Verde. Carros eléctricos y el futuro automovilístico. Capítulo VI
Paulina Martínez
Publicado el 24 de Octubre de 2022
Quizá todavía no vivamos en aquellos escenarios futuristas que veíamos en las caricaturas, programas de televisión y películas de ciencia ficción. Aún no hay autos voladores, o androides en lugar de policías. Sin embargo, es verdad que no estamos tan lejos de convertirnos en cyborgs, pues tan sólo nuestro smartphone ya es una extensión casi orgánica de nuestro cuerpo y las dinámicas que llevamos con la cotidianidad.
Como bien decía Úrsula K. Le Guin, la ciencia ficción no es otra cosa más que un manifiesto del presente continuo desde ángulos grandilocuentes en donde la tecnología sólo aspira a un nivel superior del actual, esto es un parafraseo, pero es verdad que te tipo de narrativas futuristas únicamente retratan al mundo en su versión actual y aspiraciones e ideales contenidas.
En este sentido, y retomando lo que se ha visto en capítulos anteriores, una vida verde es parte del ideal actual. Sobre todo cuando aterrizamos en la idea de que el cambio climático pasó de ser una advertencia, a una realidad a la que hemos llegado. Quizás hemos atravesado la frontera de no retorno, es por eso que las ideas para combatirlo, o al menos dejar de afectar al ambiente, se tornan a actividades y artefactos de uso cotidiano.
Por ejemplo, los autos y con ellos sus carreteras, al convertir ambas en sistemas automatizados eléctricos (o amigables de alguna forma con el ambiente) e inteligentes, el entorno se ve alterado de manera positiva.
Foto: Nick Fewings en Unsplash
En el capítulo anterior ya mencionamos a qué se refiere el término de carretera inteligente y de qué va una. Sobre sus objetivos en los que básicamente se busca aumentar la eficiencia en la conducción, mejorar la seguridad y reducir, por supuesto, la contaminación en el medio ambiente.
Hoy hablaremos de las tecnologías que se integrarán en este tipo de carreteras.
Entre ellas podemos ver abiertamente como el internet de las cosas (IoT), el big data, la inteligencia artificial (AI), los sensores, la blockchain y las redes 5G tendrán un papel fundamental para la consolidación de este sector.
Mientras que los automóviles inteligentes ya empiezan a añadir tecnología en donde encontramos modos de velocidad crucero, ahorro de combustible y monitoreo de distancias de seguridad, las carreteras inteligentes o smart roads agregan:
- Pavimentos fotovoltaicos con sistema de carga, los cuales consisten en crear carreteras con paneles solares para que los automóviles puedan cargarse de forma. Hoy en día esto ya es una realidad en Holanda en los carriles de bici.
- Caminos con dispositivos inalámbricos de señales de tráfico: Por ejemplo, un vehículo con sistema ADAS se comunica de modo inalámbrico con la carretera inteligente, cuyas señales de tránsito son desplegadas y explicadas al conductor a medida que van pasando. Esto podría resolver problemáticas asociadas con la visibilidad, la localización y el conocimiento del reglamento de tránsito.
- Cobros de peaje inteligentes: A través de la IA se buscaría permitir identificar vehículos y sus ocupantes para las diversas tarifas según la ocupación y el nivel de contaminación que producen.
- Vigilancia de salud estructural: Se trata de un proceso de detección y caracterización de daños en la infraestructura general.
- Pasos de cebra inteligentes: Con pavimentos LED y proyectores y detectores de peatones, lo cual permitirá hacer aparecer o desaparecer las líneas blancas si notan o no movimiento de peatones.
- Reducción de contaminación: Con toda esta infraestructura inteligente se busca disminuir las emisiones de carbono del transporte.
¿Cuándo será realidad todo esto?
No hay una fecha exacta y como sabemos, la vida siempre termina dando giros inesperados. Sin embargo, se estima que en muy pocos años haya millones de autos autónomos circulando por las carreteras del mundo, lo que implicaría una reducción del 90% de accidentes.
Por otra parte, se prevé que en 2040, al menos en Europa, se vendan más de 5 millones de autos que no necesitan conductor.
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