Fotografía, ¿un arte o archivo social?
Ciencia de lo humano: La mirada como forma de vida, el mundo de la fotografía. Capítulo III
Paulina Martínez
Publicado el 03 de Octubre de 2022
Después de reflexionar en el milagro de la luz y la complejidad del ojo humano, y ahondar en cómo eso también se tradujo a la fotografía con los años venideros, hoy queremos hablar sobre la disertación que existe en el mundo fotográfico, ¿se trata de un arte o un archivo social?
A estas alturas es probable que sepamos que ambas pueden convivir abiertamente sin necesidad de discutir seriedad o veracidad entre ellas. Sin embargo, y más allá de querer segregarlas o marginar alguna categoría, esto nos lleva a reflexiones todavía un poco más profundas.
La fotografía es un trabajo artístico, pero también uno de documento, y ambos pueden dialogar en un mismo eje sin necesidad de perder valor en un punto u otro.
En un recorrido histórico, pensemos que hasta principios del siglo XX los géneros abarcados por la fotografía eran el retrato, el paisaje y la arquitectura. Fue después de la Primera Guerra Mundial que se originó una nueva temática que llamó la atención de los fotógrafos: el documento social.
“La fotografía es un medio de expresión desde luego, igual que la música o la poesía. Es mi medio de expresión y también mi oficio. Pero también es, además, el medio que nos permite, a través de nuestras imágenes, dar testimonio a los reporteros gráfico”, mencionó en una entrevista el fotógrafo Cartier-Bresson en 1951 con Daniel Masclet.
En este sentido, y con un salto un tanto más atrás, pensamos en el fotógrafo estadounidense, Alfred Stieglitz (1864-946), quien es considerado el padre de la fotografía moderna, y quien, de hecho, luchó para que este oficio fuera considerado un arte al nivel de la pintura y la escultura.
¿Cómo lo logró? Primeramente exploró en el campo de la fotografía contenidos propias de la pintura como la composición y las texturas, para después recurrir a elementos propiamente fotográficos como la profundidad. La clave fueron sus escenas, ya que optaba por plasmar distintas perspectivas de ver el mundo.
Actualmente sabemos que la fotografía artística no es únicamente una propuesta estética, sino una serie de cuestionamientos que incluso coquetean con las grandes preguntas existencialistas de la humanidad. Sin embargo, lo mismo puede suceder en la fotografía periodística, más allá de testimoniar un evento, se da una perspectiva social, económica y demás.
Los discursos testimoniales no están peleados con los estéticos, sino al contrario. Una fotografía de archivo podrá tener siempre un discurso estético y esencia artística. Sin embargo, una fotografía artística, no necesariamente tendrá algo testimonial.
Esta última afirmación peligra dentro de una narrativa en la que los discursos, de cualquier tipo, siempre tendrán un discurso político inherentemente. Pero ese ya es otro tema.
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