La Ciudad de México se ha convertido en uno de los centros turísticos metropolitanos más importantes en el mundo, y es que su diversidad en las distintas aristas de la vida lo expresan latentemente. Desde su amplia cartelera de actividades y su vasta oferta de lugares gastronómicos y cocteleros para visitar, como su riqueza cultural en todos los rincones. 

Asimismo, si todavía no podemos compararla con las grandes ciudades en donde los rascacielos son uno de los mayores atractivos, al menos podemos darle el crédito del intento y sus grandes logros.

De hecho, México es el segundo país en Latinoamérica con el mayor número de rascacielos construidos y en construcción. Superado por Panamá, nuestra ciudad cuenta con la mayor cantidad de edificios mayores a 100 metros de altura. En total, tenemos 142 rascacielos, y algunos de ellos nos invitan a sus terrazas para contemplar nuestra hermosa, ruidosa, a veces frustrante, pero amada ciudad. 

No hace mucho que llegó a nuestra ciudad un bar que nos ofrece todo el lujo, la mejor vista y experiencia para disfrutar de ella. Se trata de Cityzen Bar y no llegó a cualquier sitio, sino que se instaló en uno de los mayores rascacielos de la ciudad, para ofrecernos una vista espectacular hacia Reforma desde el piso 38. 

Con el concepto de los bares de altura en las enormes metrópolis como Nueva York y Londres, Cityzen Bar se está colando entre los mejores hot spots de nuestra ciudad. 

¿Cómo está convirtiéndose en un lugar auténtico? Para empezar y muy importante, conquistó una vista extraordinaria con 180 grados de perímetro en los principales atractivos de Paseo de la Reforma, desde aquí podemos apreciar el Ángel de la Independencia y el emblemático Castillo de Chapultepec, como sus alrededores. 

 

 

 

 

 

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Se encuentra ubicado en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, Sofitel, en donde la vista nos traslada a una experiencia completa con todo lo que el hotel tiene para ofrecernos. Hospedarse una noche en este palacio es hospedarte en el lujo y confort en su totalidad, y vale la pena.

Se trata de una fusión entre  modernidad, lujo y completa sofisticación en donde la experiencia se impregna de una energía casi celestial. Desde su fachada clásica, misma que data de 1938, con su fusión contemporánea en la parte trasera, este edificio dialoga con el pasado y la actualidad de manera armoniosa y elegante. 

Este edificio se ubica entre la Glorieta de la Palma y el Ángel de la Independencia y cuenta con 40 pisos que destacan por su trazo esbelto, geométrico y pulcro. 

Además de contar con 275 habitaciones, 56 suites, una suite imperial, una espectacular y acogedora alberca techada, un gimnasio, un spa, tres restaurantes y bares; este hotel, sin duda, brinda una experiencia de completo lujo y confort que todo ser humano que habita la ciudad debería experimentar. 

 

 

 

 

 

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Algo increíble es que se trata de un hotel completamente pet friendly, pues tanto gatos como perros son bienvenidos a dormir en las habitaciones junto a ti, porque ellos también merecen vivir el lujo de manera exquisita. Entre el menú gourmet, una cómoda y lujosa cama, plantas de comida y agua, así como la posibilidad de recibir un tratamiento especial acompañado de aromaterapia, son pocas de las opciones que hay en este recinto para disfrutar. 

Dirección: 297 Avenue, Av. Paseo de la Reforma

Paulina Martínez