Cuando el ejercicio se convierte en una fuente de inspiración para nuestras vidas, algo casi hasta religioso, en donde la rutina y los rituales en torno a esta actividad implican un significado en nuestra cotidianidad, no cabe duda que el siguiente paso es mantener este estado e inspirar a nuestro alrededor.

En este sentido, continuamos con el tema de las artes marciales, que no son otra cosa más que diferentes estilos, tácticas de pelea, filosofía y entrenamientos direccionados a la defensa personal a través de la paz. 

A lo largo de la historia se han definido los distintos niveles de pelea, sus principios, códigos éticos y morales, e incluso su estética. Sin embargo, el principio en común que comparten es su utilidad: para defensa personal y nunca para lastimar al adversario. Igualmente comparten el hecho de que más de ser un estilo de lucha para la exhibición o defensa personal, son una adquisición de valores y respeto por la disciplina, el rival y por uno mismo. 

Como hemos visto en los capítulos anteriores, muchas de estas artes marciales se han practicado desde tiempos de la antigüedad. Sin embargo, a lo largo de los años se han ido desarrollando diferentes estilos de pelea dentro de esta misma filosofía. 

^{Imagen: Leslie Jones en Unsplashh}

Para recapitular el capítulo, hablemos de las dos ramas importantes en las artes marciales: con o sin armas. Las primeras se diferencian de las peleas callejeras por su exclusión de armas modernas. Se trata de estilos de pelea en donde se utilizan espadas (esgrima), bastones, hachas, cadenas, e incluso cuchillos. Los movimientos son similares, pero el arma se incorpora, creando estilos diversos. 

Mientras que las artes marciales sin armas son de las que ya hemos hablado. Aquí personajes como Bruce Lee, Chuck Norris y hasta Jackie Chan salen a la superficie para recordarnos de qué están hechas las artes marciales clásicas. Por ejemplo, karate do, capoeira, boxeo, jiu jitsu, muay thai, krav maga, judo, kendo, aikido, taekwondo, tangsudo y muchas más. 

Entre los diversos beneficios que nos ofrecen las artes marciales destacan la preparación ante cualquier adversidad que requiera defensa personal, una mejor recuperación en nuestras lesiones. Sobre este punto, se ha comprobado que los peleadores de estas artes tienen una recuperación de heridas y lesiones mucho más rápida y eficaz. 

Igualmente, ayuda a la liberación del estrés, casi como cualquier deporte, y si practicamos desde la infancia ayuda al desarrollo motriz y disciplinario en los niños y las niñas. 

Después de este resumen y breve recorrido de las artes marciales y el deporte como forma de sanar el alma, te recomendamos algunas películas inspiradoras que reflejan lo que son y para qué son estas artes marciales. 

Tigre y dragón, Ang Lee, 2000

Se trata de una película que nos traslada a los milenarios paisajes del Kung-fu, con un trío protagonista de primera categoría: Chow Yun-Fat, Michelle Yeoh y Zhang Ziyi primorosa. La trama conjuga una excelente dosis de fantasía y drama. Además, se trata de una cinta que fue merecedora de cuatro premios Oscar. 

Ong bak, de Prachya Pinkaew, 2002

Esta cinta es una ambientación urbana que sale de los parámetros del wuxia (género de ficción que hace referencia a los héroes marciales), y gira alrededor del muay thai.

“Cuando se roba la cabeza de una estatua sagrada para un pueblo, un joven artista marcial va a la gran ciudad y se enfrenta al inframundo para recuperarla”. 

Ashes of Time Redux, Wong Kar-wai, 2008

Se trata de una pieza maestra que recluta a grandes figuras del cine en Hong Kong: Leslie Cheung, Tony Leung Ka-fai, Tony Leung Chiu-Wai, Maggie Cheung. Además, su director, Wong Kar-Wai se destaca en su larga filmografía por dar un gran toque de drama en todas sus cintas. Esta no es la excepción, pues es una oda a las artes marciales desde el ojo del cine experimental. 

Paulina Martínez