Miyazaki cumple 80 años y estas son sus protagonistas
Curiosidades históricas detrás de sus grandes personajes
Paulina Martínez
Publicado el 05 de Enero de 2021
Si el mundo de los sueños cruzara el umbral entre lo que es real por dentro y lo que es real por fuera, muy probablemente luciría como una de las películas de Hayao Miyazaki. Porque cuando el universo de la animación aún se resguardaba en la antiquísima línea del lápiz, Miyazaki ya era capaz de dibujar lo imposible a través del clásico anime.
Fue a cinco días de haber iniciado el año de 1941, cuando Miyazaki aterrizó en Bunkyō, Tokio, para convertirse en el que hoy sería uno de los mayores genios de la animación moderna. Además, no podemos pasar por alto que llegó al planeta en un momento clave para lo que decantaría en su obra creativa. Ya que, y haciendo un considerable resumen, su infancia fue entre el periodo bélico de lo que sería, hasta ahora, una de las Guerras Mundiales más dolorosas para la historia de la humanidad.
Igualmente, durante sus primeros cinco años de vida, la familia de Miyazaki se mudó a Kanuma, una ciudad japonesa en la que se encontraba la empresa familiar Miyazaki Airplane, dirigida por su tío. Por otra parte, su madre enfermó de tuberculosis, lo que la alejó de él durante nueve largos años.
Desde entonces, la visión de Miyazaki se direccionó hacia la política con el fin de entender la guerra y los conflictos humanos, como también hacia la creación de diversas posibilidades en las que la imaginación, la magia y, sobre todo, la bondad fueran los protagonistas de este universo paralelo que ya creaba en su cabeza.
Influenciado por Osamu Tezuka, o como es más conocido: El dios del manga, Miyazaki comenzó a dibujar aviones y diferentes artefactos voladores. Sin embargo, no fue hasta después de haber visto su primera película animada: Panda y la serpiente mágica de Taiji Yabushita, cuando abandonó el sueño de convertirse en un dibujante de manga, para emprender hacia la animación.
Después, el resto es historia. Ahora no hay mente que no piense en sus películas cuando se habla de anime. Entonces, los títulos como Nausicaä en el valle Viento (que es considerada la primera película del Studio Ghibli, a pesar de que se creara como tal un año después), Mi vecino Totoro, y El viaje de Chihiro (por la cual Miyazaki recibe numerosos premios entre ellos un Oscar y un Oso de oro del Festival de Berlín), y el resto, se han convertido en cintas entrañables y de cajón ´para cualquier aficionado al cine.
No hay mejor manera de celebrar a un gran artista como recordando su obra. Por lo que haremos un breve recorrido en tres películas de Miyazaki y curiosidades históricas que habitan detrás de ellas. Además, no es algo nuevo para mencionar, pero recordemos que en la mayoría de sus historias sus protagonistas son mujeres. Incluso, él mismo ha dicho lo siguiente al respecto:
“Muchas de mis películas tienen protagonistas femeninas fuertes, valientes, niñas autosuficientes que no se lo piensan dos veces antes de luchar por lo que creen con todo su corazón. Necesitarán un amigo, o un partidario, pero nunca un salvador. Cualquier mujer es capaz de ser una heroína tanto como un hombre”.
La princesa Mononoke (1997)
“Hace mucho tiempo, la tierra estaba cubierta de bosques, en los que vivían los espíritus de los dioses”. Son las palabras que nos dan entrada a esta historia.
Se trata de una superproducción bastante costosa que, con 134 minutos, se convirtió en la película de animación más larga del mundo (hasta que The Disappearance of Haruhi Suzumiya, con 162, le quitó el lugar).
Además, es la primera película del Studio Ghibli que introdujo sutilmente técnicas de
animación digitales. Lo cual podemos observar con nitidez cuando el dios Nago se descompone, con los “gusanos” del Tatarigami, o también con el movimiento de las “serpientes” del brazo de Ashitaka.
Un dato también curioso, es que esta película casi le cuesta la vista al propio artista, al igual que terminó lastimado de su muñeca. Esto por su compromiso con su perfeccionismo, pues la cinta contiene 144 mil acetatos de los cuales unos 80 mil fueron retocados y repasados por el mismo Hayao Miyazaki. ¿El resultado? Días de reposo con su muñeca y la casi tragedia de su casi ceguera, pero con una cinta que definitivamente valió la pena.
El viaje de Chihiro (2001)
En 2003 Miyazaki hizo historia en el globo terráqueo, pues todos recordaremos la frase que anunció con gran entusiasmo Camerón Díaz y nos puso la piel de chinita: “Y el Óscar a la Mejor Película de Animación es para: ¡El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki!”.
Además, es la primera y única película de animación japonesa que ha ganado este premio, así como la primera y única película de animación extranjera (de habla no inglesa) en ganar que utiliza la técnica de animación tradicional.
Un dato de extremo curioso sobre esta cinta, es que para darle más realismo al doblaje en japonés, la actriz de la madre de Chihiro comió unas alitas de pollo de Kentucky Fried Chicken, mientras grababan la escena en la que los padres de la protagonista comen ansiosamente al llegar a este pueblo misterioso.
Por otra parte, la escena del dios pestilente se basa en un hecho real de la vida de Miyazaki, en el que colaboró en la limpieza de un río del que sacó, entre otras cosas, una bicicleta.
Sobre la música, el fiel compañero de Miyazaki, Joe Hisaishi, le pidió al director que escribiera poemas inspirándose en la trama. Es así que la mayoría de los temas del disco complementario a la banda sonora, son canciones con las letras de Hayao Miyazaki.
Ponyo y el secreto de la sirenita, (2008)
La que, como muchas, podría parecer otra películas infantil más, en realidad está llena de mensajes poderosos sobre la madurez y los valores humanos. Para la realización de esta cinta, Miyazaki se obsesionó con la ópera “La valquiria” de Richard Wagner durante la producción de Ponyo. Por lo que no es extraño encontrarnos con pequeños toques a la banda sonora compuesta por Joe Hisaishi que recuerdan vagamente a esta emblemática ópera. Además, el verdadero nombre de Ponyo, Brunilda, es el mismo nombre que uno de los personajes de la ópera.
Y como muchos directores se lo han planteado, Miyazaki consideró hacer una segunda parte de Ponyo. Sin embargo, gracias a las sugerencias de Toshio Suzuki (productor de películas de anime y colega de Hayao), finalmente se decantó por la que ahora se considera su obra maestra, El viento se levanta (2013).
Finalmente, para la producción de esta película, Miyazaki se inspiró en un cuadro de John William Waterhouse, por lo que decidió trabajar en Ponyo como una cinta artesanal. Por esta razón no encontramos efectos digitales en esta película, pues fue hecha a través de la utilización de acuarelas y pasteles, implicando así un regreso a la animación tradicional.
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