Cuando era joven o chavo, me sentía presa de mis emociones, casi como hoy. Pero ahora escribo de ello y de cuánto extraño el pasado. Creo o imagino que antes yo reía más y no reflexionaba por qué actuaba como actuaba al hacer lo que sea, como escuchar a las boy bands nacionales. En ese entonces ni siquiera las llamaba boy bands.

Recuerdo cuando yo era muy pequeño y las bandas “coreográfico-vocales” provenientes de Puerto Rico, Venezuela y otras naciones latinoamericanas asaltaban los equipos de sonido de mi hogar, a merced del fanatismo de mi hermana. También embistieron su habitación, porque antes las paredes eran blancas pero de repente se transformaron en las de un falso salón de belleza donde ella parecía la estilista. Transformó su cuarto en un espacio de culto, tapizado de posters con jóvenes en poses y ángulos pre-Instagrameros y estilos coloridos, un poco pintados de sus rostros, con melenas de aves del paraíso y vestimentas casuales, sino es que de ciencia ficción pop. Los grupos eran Los Chamos, Menudo y Los Chicos.

Hoy pienso que esa rama de música pop quizás ayudó a que una juventud no tan enojada pudiera disfrutar de momentos libres, más allá del contexto tras una oscura década de los 70, los periodicazos nucleares de la Guerra Fría o la necesidad de adaptarse a las nacientes políticas liberales de los países desarrollados. ¿Pero qué tiene que ver bailar con esos análisis, hasta clichés, que buscan contextualizar la historia?

A veces creo más relevante, verdadero y hasta sencillo asumirnos como unos eternos adolescentes, indiferentes a la presión social o a esas grandes noticias que no afectan nuestras rutinas. Para hacerlo pienso ideal a la cultura pop, incluyendo a los grupos que nos dieron a Chayanne, Ricky Martin o, lustros después, a Romeo Santos. Nos hacían movernos y practicar pasos con un ritmo diferente, cuando estábamos acostumbrados a un pop en español más infantil, de agrupaciones mixtas como Parchís, Timbiriche, si no es que bajo el yugo de la música adulta de baladistas que le cantaban al amor bajo la estética del bar de alguna famosa cadena de productos al menudeo. Sin saberlo, necesitábamos de esa adolescencia musical en español –más cuando el rock era un género proscrito– para capturar una época y poder gritar como locos.

A lo mejor por eso estoy agradecido con las bandas pop de los 80 y 90. Me recuerdan lo fácil y divertida que era la música para los adolescentes y niños. Con ella (y asuntos más serios), mi hermana y sus amigas sortearon la pubertad y sus hormonas, a pesar de las dinámicas familiares que experimentaban. Para escapar solo necesitaban realizar pasos delante de espejos, como hacen hoy los fans del K-pop y los bailarines en los talent shows escolares.

Con esto arribo a una pregunta crucial: ¿Quién no bailó y se imaginó vistiendo unas bermudas medio feonas, con un look de distintas combinaciones (el popular y reconocido look “caja fuerte”) en el helipuerto del hotel capitalino Nikko, actualmente Hyatt Regency, bailando “Vuela Vuela”?

Desconfíen de aquellos que nunca bailaron o se divirtieron con este tema de 1991, cover de “Voyage, Voyage” de la cantante francesa Desireless. O no, tampoco es para tanto, ya lo dicen: “live and let die”. Aun así, la rola curiosamente no era de un acto novedoso sino que se incluía en el quinto álbum de estudio de Magneto, lanzado en 1991. En otras palabras, a la banda le costó conocer la fama y se formó mucho antes de hallar el final del arcoíris.

Magneto nació el 14 de febrero de 1983 y su primer disco fue Déjalo Que Gire de 1984. Durante años tuvo varios cambios de alineación y hasta 1986, con Tremendo y el éxito homónimo obtuvo su primer disco de oro. Sería hasta ese año que Magneto debuta en el legendario show televisivo Siempre en Domingo.

Ya a comienzos de los años 90 conocimos la formación más impactante del grupo, con Alan Ibarra, Mauri Stern, Elías Cervantes, Toño Beltraneña y Hugo de la Barreda (Alex). Los cinco miembros interpretaban canciones dance-pop y luego de machetearle para trascender, con Vuela, Vuela fueron agraciados por la fama. Su éxito fue enorme y los hizo un referente básico del pop nacional, para en 1992 estelarizar su propia película, Cambiando el Destino. También comenzaron a recibir galardones como el Premio Lo Nuestro y siguieron su camino con los álbumes Más (1993) y Tu libertad (1994) hasta que con el lanzamiento del álbum Siempre (1996) disolvieron una primera etapa, sellada con un espectáculo sold-out en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

Con su desaparición, hubo un largo periodo de sequía sin chicos latinos mexicanos poperos. Actualmente despegan actos como CNCO (producido por Simon Cowell y Ricky Martin) y otros que no han pegado igual y, en corto, no tienen temas como “Malherido” o “Para siempre”. Es la diferencia, Magneto tiene éxitos que una vez que los escuchas, permanecen grabados en la memoria por el resto de nuestros días. Hoy suenan y hasta nos preguntamos si es posible tomar lo mejor de esos tiempos pasados, aparentemente más simples y felices, con colores pastel e ideas que sí eran atractivas, como que el chavo vaquero, el sporty, el sensible, el fresa y el rocker pueden unirse, llevarse bien y disfrutar todo sin problemas (como también ocurrió después con Backstreet Boys o NSYNC).

Pero la historia de Magneto no ha concluido y en 2016 regresaron y se fueron de gira con Mercurio, boy band que buscó el legado de los autores de “La Puerta del Colegio”. Los sucesores lograron algunos éxitos, pero hoy son más famosos por sus memes como personajes de los X-Men. Solo Magneto ha reafirmado un pasado que recuerda la posibilidad de divertirnos y permitirnos ser ligeros y gozar, como demostró en el 90's Pop Tour y otras giras que reviven la nostalgia, junto a Sentidos Opuestos, Kabah o el mencionado Mercurio.

Sí, cuando era joven o chavo, me sentía presa de mis emociones, casi como hoy. Pero ahora acepto que la diversión se trabaja y trasciende las necesidades de cada época. Si una banda marcó a más de una generación con sus temas y originales coreografías, sin duda supera el cuándo y el dónde. No envejece, se mantiene joven, como Magneto y los amantes del pop.

Próximamente conozcan más información de Magneto

Redacción