Lo mejor del Salón los Ángeles es que todo se mezcla
Un ícono del baile en la CDMX
Iván González
Publicado el 12 de Noviembre de 2020
¿Qué tipo de bailarín eres? ¿Eres de los se quedan sentados, eres un bailarín profesional, o los que presumen su estilo libre?
Cuando hablamos de los amantes de las pistas de baile, la vida nocturna se parte en tres. Por un lado, está la escena emblemática de los grandes salones de baile, que alternan entre mambo, danzón y chachachá y, a veces, salsa y cumbia. Después está la escena más "nice” (por decirlo de una forma y sin discriminar a nadie), que suelen ser discotecas ubicadas en avenidas céntricas y concurridas como Insurgentes, ideales para un viernes o sábado por la noche.
Por último, están los famosos bailes callejeros, amenizados por sonideros y agrupaciones populares que, si bien no figuran en tus playlists, te harán rodearte de auténticos conocedores de la vida guapachosa hasta el amanecer (siempre respetando las medidas sanitarias).
El gran salón
Hoy hablaremos del primer grupo, el de los salones de baile. Los asistentes suelen ser personas de 50 años para arriba, muchos de ellos de la tercera edad. Por lo general son parejas que llevan bailando toda su vida, literalmente. Un lugar que te transporta a la época dorada de la vida nocturna de esta ciudad, cuando Frida Kahlo, Agustín Lara y celebridades internacionales coincidían, por unas horas, en la misma pista, calentada por los zapatos chirriantes de los asistentes. Si no sabes bailar, ellos te enseñan, y si no tienes pareja, segurísimo ahí consigues más de una.
Te contamos de uno de los más emblemáticos, que pese a las circunstancias se resisten a morir.
Salón los Ángeles
Se dice que “quien no conoce Los Ángeles, no conoce México”. Lo lindo del salón es que todo se mezcla. Pachucos, danzoneras, los amantes del mambo, los jóvenes, viejos y uno que otro curioso. Hombres y mujeres sacan a lucir sus mejores galas, sus mejores pasos y alguien desde el micrófono canta “El orangután y la orangutana” de La Sonora Santanera.
Al ritmo del chachachá, swing, mambo, salsa, cumbia y danzón, este lugar ha mantenido sus puertas abiertas desde el 2 de agosto de 1937. Lo que había sido una vieja bodega de carbón terminaría convirtiéndose en uno de los más legendarios espacios de la Ciudad de México. La historia del Los Ángeles está íntimamente ligada a la de la colonia Guerrero, que tiene ese nombre por la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que le da nombre al barrio y de ahí el salón toma el nombre.
Los Ángeles se entregó al danzón y al chachachá; en los años sesenta fue al son y la salsa; los setenta y ochenta fue la época de las cumbias. A partir de los noventa se abrieron a otros tipos de música y fue así como grupos como Maldita Vecindad y Café Tacvba pisaron el escenario del salón. Pero los domingos, siempre, se bailó con sombrero, plumas y hombreras: pachucos, danzoneras, el orangután y la orangutana, jóvenes, viejos. Hombres y mujeres sacan a lucir sus mejores galas y sus mejores pasos.
A lo largo de ocho décadas, estas son algunas de las personalidades y agrupaciones que han estado en este icónico lugar: Rigo Tovar, Dámaso Pérez Prado, Adalberto Martínez Resortes, Mario Moreno Cantinflas, Celia Cruz, Rubén Blades, Willie Colón, La Sonora Santanera, Frida Kahlo, Diego Rivera, Ernesto el "Che" Guevara, Fidel Castro, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Carlos Monsiváis. Aunque la prioridad es mantenerlo como un espacio para el baile y la cultura, dada la situación global, los propietarios no descartan cambiar de giro si las condiciones económicas obligan. No obstante, este lugar es un emblema que ha ilustrado la memoria de nuestra ciudad.
Así el Salón Los Ángeles también ha sido locación de películas y videos musicales como “Microbito” de Fobia y “Rubia y Demonio” de Panteón Rococó, incluso fue sede de algunas escenas de la segunda temporada de la serie Sense 8, de Netflix.
El Salón Los Ángeles además ha sido escenario de famosas películas, muchos programas de televisión, series y telenovelas. Como Una gallega baila mambo, que cuenta con la actuación de una muy joven Silvia Pinal, Joaquín Pardavé y Niní Marshall y donde hay como 12 minutos de baile del ritmo creado por Pérez Prado. También ha quedado plasmado en las películas Esquina bajan de 1948. Así como Tívoli (1974), Danzón (1991) y Cantinflas (2014).
Foto: Adobe Stock
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