La libertad teatral de "La Casa de la Calle Cedro" y "La boda"
La expresión y la diversidad
Redacción
Publicado el 24 de Junio de 2021
¿A quién no le gusta la expresión? Es de esos gustos como cuando se dice que a uno le gusta viajar, ir a un delicioso restaurante, consumir un buen vino, el atardecer, la plática, bailar y odiar las mentiras, mientras se persigue una vida saludable, espiritual y exitosa. Sea cierto o no: lo que aparece en redes sociales, incluyendo las de ligue.
Tampoco es algo extraño si la expresión es un patrón ejemplar. Importa porque busca más allá de los lugares comunes de zonas libres de juicios y hace preguntas sin respuesta fácil, de política, cultura, vida, motivos, existencia… Un porqué, pero también para la risa, el lenguaje y etiqueta. Ofrece distracción, alegría, también convivencia y los enigmas que a veces parecen iniciar y terminar en cualquier exploración de la identidad.
En el teatro, como en la danza, el armado general inicia y termina con el cuerpo y sus relaciones, retando a descubrir el amor, el desamor, el orgullo y, también, las posibilidades de una ciudad cosmopolita como la CDMX, Guadalajara o Monterrey, por mencionar unas cuantas.
La sociedad es plural y en algunos entornos hay quienes logran trabajar y luchar por sensibilizarse, mejor aún, disfrutando el proceso. En estos grupos no es extraña la afiliación personal a la longeva y eterna expresión del teatro, para escudriñar cualquier historia o juego de espejos. Hay una búsqueda del momento en la habilidad de crear teatro y un recuerdo vivo. Para soñar con soñar, con la libertad, exploración y momentos que rompan una cuarta pared que no es la pantalla o proscenio, sino una repetición, una impredecible imagen construida con el tiempo, en una coreografía valiosa y con el poder de incluso hurgar en el dolor.
Es parte del amor por los disfraces y maquillaje ante una audiencia, revelando que encajar nos une más de lo que pensamos. Estamos con un grupo de personas que nos entienden. Observamos fantasías y un mundo personal que se amplía en un entorno sin fin aunque delimitado –no siempre–: el espacio o el stream en el espacio. En búsqueda, monólogo, musical, espectáculo; con obras solemnes, ruidosas o atrevidas, pasajeras pero hábiles, con un sentido del humor hilarante y una lengua rápida. ¿Por qué gustan más unas que otras?
El teatro pide convertirse en la carrera de fantasía que lo ubica a uno como el protagonista. No importa ser el centro de atención ni ser uno mismo, no hay más maravilla que estar.
Los invitamos a descubrir y experimentar dos obras para reflexionar y apasionarse en estos días. Funciones online y algunos pocos lugares presenciales bajo el estricto seguimiento de las medidas sanitarias de protección a la salud.
La Casa de la Calle Cedro
Género: Drama
Duración: 1 hora
Apto a partir de 18 años
Roberto, un agente de bienes raíces casado con Lidia, una mujer posesiva que lo presiona para tener sexo, que desea tener un hijo con él. Conoce a Erick, el dueño de la casa de la calle Cedro. Aunque Roberto prometió no seguir teniendo encuentros homosexuales, se enamora de Erick que a su vez también es subyugado por Ritter, su pajera, un soldado alemán que vive obsesionado con él. Los cuatro luchan entre mantener la cordura y dejarse llevar por sus pasiones en esta enigmática casa que guarda un siniestro secreto.
Esta obra nos muestra como el amor y el sexo son un arma perfecta de dominación.
Autor y director: Daniel García
Con: Adrián Estrada, Gonzalo Vergara, Daniel García y Aída Treviño.
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La boda
Género: Drama
Duración: 1 hora 15 minutos
Apto a partir de 18 años
Santiago es un músico que sueña con grabar su primer disco; Rubén, su pareja desde hace ya varios años, es un oficinista; quien siempre lo ha apoyado. Ambos llevan algunos meses viviendo juntos. Rubén decide pedirle matrimonio a Santiago; todo va bien hasta que Santiago es diagnosticado con cáncer terminal y aunque quiere dejar a Rubén, este decide quedarse con él y hacerle frente a esta enfermedad. A ellos se une la madre de Santiago, una mujer que fue abandonada por el padre de Santiago cuando él tenía 15 años. Ella es de ideas cerradas con respecto a la preferencia sexual de su hijo; ya que jamás ha estado de acuerdo con la relación que lleva con Rubén, sin embargo, al unirse a la lucha contra la enfermedad de su hijo, descubre que el amor no tiene sexo ni preferencia sexual.
El amor es uno de los elementos de los que más carece nuestro mundo hoy en día. Hablar de amor es hablar de empatía, de pensar en el otro. Un mundo empático definitivamente sería un mundo sin violencia ni corrupción. Al hablar de amor y enfocarnos en el de pareja, hablamos concretamente de quitar tabúes con respecto a las preferencias sexuales, a estar más abiertos y respetar a todos los tipos de parejas que puedan existir. Hablar de amor también es hablar del arma más fuerte que existe para vencer las calamidades.
Autor y director: Daniel García
Con: Daniel García, Gonzalo Vergara y Yaneli
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