Desde que el firmamento se convirtió en el cuaderno en el que las dudas cerraban sus puntos de interrogación sobre esas bolas de fuego celeste, el pensamiento humano no ha dejado de indagar en aquellos astros y lo que los rodea, para encontrar la respuesta máxima y primitiva sobre nuestro propio origen y propósito.

Sin embargo, mientras la resolución a grandes cuestiones existenciales se aterriza en alguna concreta, grandes descubrimientos han surgido a raíz de ello. La lista es tan larga, que sólo basta con recordar que ahora vivimos en el siglo XXI y la colonización a Marte ya está por suceder. 

Es decir, de pequeños y grandes saltos la humanidad sigue construyendo su camino en el que también ha tenido que derribar sus propios puentes, para instalar otros mucho mejores. La existencia sigue en su constante estado de resiliencia y aventura por navegar más allá de lo que nuestros ojos dibujan en teorías y ficciones. Mientras tanto, los simple fenómenos astronómicos de los que hemos aprendido más sobre nosotros mismos, no dejan de ser fascinantes y sublimes ante nuestros ojos. 

Algo fascinante está por suceder en los próximos días, y es que se trata de un evento tan sutil que muchas veces no reparamos en lo que todo esto representa. El próximo 21 de diciembre, cuando caiga la noche, seremos testigos de la conjunción entre Júpiter y Saturno, lo cual nos dará como espectáculo una estrella enorme en el cielo (como escena de ciencia de ficción). 

Más allá de las filosofías, creencias y hasta ramas artísticas, los planetas siguen orbitando como en su cotidianidad. Sin embargo, en el breve soplo de vida que representamos en el universo, apenas tener la suerte de momentos tan específicos, nos hace revolotear la ilusión y esperanza sobre nuestra misma existencia. 

Porque a pesar de que cada año sucede esta conjunción, en el 2020 sucederá de manera peculiar. Pues ya han transcurrido casi 400 años desde que ambos estuvieron tan cerca el uno del otro, y cerca de 800 años desde que el encuentro tiene lugar por la noche, lo que hará posible que sea visible en casi todas partes del mundo. 

Lo magnífico del evento recae en que esta conjunción hará que el brillo que reflejan ambos planetas se fusione, provocando que parezca que se trata de una única estrella enorme, casi irreal en el cielo. Sin embargo, si tenemos un telescopio a la mano, podremos apreciar que se trata de ambos planetas saludándose como cada año, pero de manera más cercana. 

En dónde y cómo poder apreciar este mítico encuentro

La mejor parte es que casi todos podremos verlo, pues será visible desde casi todos los lugares de la Tierra, aproximadamente una hora después de que se esconda el Sol. Sin embargo, se apreciará de mejor manera cuanto más cerca nos encontremos de la línea del Ecuador, pues ahí durará más tiempo. Lo único que falta es que ni Tlaloc ni nada se interponga y las condiciones climatológicas nos permitan disfrutar de este gran evento. 

Recomendaciones

Para disfrutar mejor del evento puedes utilizar binoculares o telescopio, aunque también puedes apreciarlo sin uno ni otro. Ahora, sólo basta con que apuntes la mirada hacia el oeste, lo mejor es hacerlo desde un sitio despejado, ya sea un parque o un piso elevado, sin nada frente a ti que te obstaculice la visión y, en lo posible, con poca contaminación lumínica.

En caso de que cuentes con uno binoculares o un telescopio, posiblemente tenga la suerte de apreciar las cuatro lunas más grandes de Júpiter orbitando a su alrededor. 

Y para que en definitiva no te pierdas este evento, recuerda que no sucederá sino hasta 20 años después, específicamente el próximo 31 de octubre de 2040. Sin embargo, los cálculos apuntan a que no se tratará de un evento tan sublime como el de esta ocasión, pues no volverán a estar tan cerca dentro de un largo, pero largo tiempo.

FOTO: NASA / JPL / Space Science Institute, Public domain, via Wikimedia Commons

Paulina Martínez