Juegos y anécdotas divertidas
Paulina Martínez
Publicado el 13 de Enero de 2021
Si no todo es risas y diversión a la hora de apostar, es un hecho que al menos sí se trata de un arte hacia la probabilidad y estadística un tanto arriesgado, como de “suerte”, según sea tu habilidad en los números. Si bien, no existe una fecha clara sobre su origen, la primera apuesta registrada en la historia se remonta al año 2300 A.de C. en China, cuando no se trataba de algo más que un simple entretenimiento sino de la disputa de territorios.
Menos mal que ahora todo es diferente, o al menos un poco menos dramático que una decisión tan seria y política sobre lo que se apuesta. Desde las que son deportivas, en las que cada quien elige a la mejor cabeza o equipo, según su criterio, para ganar, hasta las más raras pero al fin y al cabo apuestas, este arte sigue prevaleciendo en nuestro mundo contemporáneo.
Y no cabe duda de que se trata de un arte bastante llamativo, tanto que hasta puede tornarse peligroso cuando no se toma con precaución. Sin embargo, hoy sólo daremos un espacio de tres grandes curiosidades sobre las apuestas alrededor del mundo. Porque definitivamente se trata de un juego interesante, divertido y sobre todo milenario que ha dejado una enorme tradición, y con ella una gran lista de anécdotas.
Por ejemplo, empecemos con una que tiene lugar antes del año 2000, cuando un joven llamado Mathew Dumbrell, de origen chino, ingresó a una casa de apuestas. Parecía cualquier día, pero no era así, pues entre las miles de historias que acompañan al fin del mundo, la de que se creía que habría un colapso robótico que nos pondría en inminente extinción al llegar al nuevo siglo, era la más sonada en aquel entonces.
Así que Mathew apostó al fin del mundo, así como lo lees. Su apuesta era que el primer día del año 2000 el mundo terminaría. Lo más “divertido”, es que la casa de apuestas aceptó. Y aunque parecía una apuesta arriesgada, la razón que llevó a esta casa a tomar esta apuesta en serio fue la una bastante obvia, y es que en caso de ser cierto, al final no habría ni pagador ni tampoco beneficiario. ¿Parecía fácil, no?
De esta manera, ofrecieron lo que es la cantidad más alta hasta ahora, un millón a uno. No hace falta mencionar que el mundo sigue existiendo, y que por lo tanto Mathew perdió. Sin embargo, la cantidad apostada no trascendió.
Otra locura en el mundo de las apuestas, tiene que ver con nuestro satélite natural y la llegada del ser humano a este. Todo sucedió en el año 1964, cuando David Threlfall fue a una casa de apuestas y preguntó si podía apostar a que el hombre llegase a la luna antes de 1971.
Una vez estudiada su oferta, el atrevido joven decidió apostar 10 libras. Ahora ya sabemos que fue en 1969 cuando el hombre llegó a la luna. Entonces sí, este temerario apostador ganó nada más y nada menos que 100 mil libras. Y lo curioso fue que decidió invertir el dinero entre otras cosas en un deportivo. Sin embargo, la suerte sólo le sonrió una única vez, ya que murió poco tiempo después en un accidente de tráfico, sin oportunidad de gozar de su glamuroso premio y sus planes de invertirlo.
En el mundo de las apuestas existe algo sobre la suerte del principiante, y es que llegamos por primera vez a una casa de apuestas y puede ser que ganemos, con toda la intención de regresar para apostar cada vez más en grande.
Como aquella ocasión en Las Vegas, en donde Jessica Agbunag, una mujer de 24 años que llegó a la ciudad con motivos personales, entró a un casino, apostó unas monedas a una tragamonedas y ganó más de 2 millones de dólares al ganar un jackpot acumulado. ¿Suerte? Ojalá Agbunag se haya conformado con lo ganado, pero la apuesta también es con uno mismo, nos reta y en su caso perdió más dinero por la ambición de la primera partida.
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