"Estoy todo lo iguana que se puede" llega a cines de la Ciudad de México a partir del 23 de octubre
Ópera prima de Julián Robles, producida por Matthias Ehrenberg y basada en "El Eclipse" de Carlos Olmos, concluye su travesía internacional para encontrarse con el público mexicano

Redacción
Publicado el 22 de Octubre de 2025

Hay películas que piden ser vistas en pantalla grande. Estoy todo lo iguana que se puede es una de ellas. A partir del 23 de octubre, la película iniciará su exhibición en Cineteca Nacional, la Sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario, Cine Tonalá, Cinemanía y Casa del Cine.
La película adapta El Eclipse, el texto más íntimo del dramaturgo chiapaneco Carlos Olmos, autor de Cuna de lobos y la adaptación teatral de Aventurera. Escrita en 1990, la pieza captura el paisaje sonoro y espiritual del sur de México mientras explora los conflictos entre generaciones de mujeres y la revelación de una identidad sexual que desafía el orden establecido. Dolores Heredia y la primera actriz Luisa Huertas encabezan el reparto, acompañadas por Kristyan Ferrer y Mayra Batalla. El título proviene del poema homónimo de Carlos Pellicer: "estoy todo lo iguana que se puede / la tierra es como el cielo / todo es fruto de una máquina de soledad". Luisa Huertas, quien conoció personalmente a Olmos y vio el montaje original de la obra en los años noventa, reflexiona sobre la adaptación: "Es la relación de una serie de seres humanos de tres generaciones; personas inmersas en una realidad económica, social, ideológica y religiosa que se está viviendo en nuestro país. Es impresionante la vigencia de la obra de Olmos en el presente".
Su exploración honesta de la identidad sexual, la pérdida y la reconfiguración familiar ha resonado internacionalmente. La película fue exhibida en The Center de Nueva York, espacio emblemático de la comunidad LGBTQ+, además de participar en numerosos festivales que la llevaron a competencias en múltiples países, cosechando el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste y el Círculo Precolombino en la 40va edición del Bogocine, Colombia. El jurado italiano destacó "la habilidad en integrar temas que captan problemáticas de primer orden del mundo contemporáneo".
En un rincón del trópico mexicano, el tiempo parece detenido frente al mar y la ausencia del padre que ya no está. Doña Dominga (Luisa Huertas) sostiene la casa, que también es fonda y hospedaje, mientras el silencio se instala entre los suyos. Su nuera Mercedes (Dolores Heredia) viste el duelo como una segunda piel. Gerardo (Kristyan Ferrer) enseña en la escuela y calla lo que es. Elia (Mayra Batalla) busca consuelo en una fe que la condena. Todo permanece igual hasta que llega un forastero a retratar el eclipse. Nadie imagina que el verdadero oscurecimiento no vendrá del cielo. Estoy todo lo iguana que se puede observa, con luz y paciencia, cómo una familia se mira por primera vez cuando el sol desaparece. Como comenta el director Julián Robles: “Tiempos inciertos nos trastocan en medio del caos o la calma... la naturaleza sigue su curso sin importar lo que los humanos hagan con sus vidas”.
Lo que distingue a esta película es que reúne cuatro artes en una experiencia cinematográfica. El score de Enrico Chapela no acompaña la historia: la habita. Su partitura –interpretada por la Orquesta Filarmónica de la Semar bajo la conducción de Luis Manuel Sánchez, con las percusiones de Tambuco Ensamble y la marimba Nandayapa– alcanza tal potencia lírica y complejidad rítmica que hizo posible lo inédito: que una película mexicana contemporánea se presentara con orquesta en vivo en la sala principal del Palacio de Bellas Artes. Aquella función marcó un precedente. Como afirma Dolores Heredia: "Son estas historias que llegan en el momento adecuado para ser contadas las que terminan por resonar en nosotros".
La producción estuvo a cargo de Matthias Ehrenberg, cuya filmografía incluye Sexo, pudor y lágrimas, Antes que anochezca y Gloria con el respaldo de EFICINE, FIDECINE y Estudios Churubusco. Rodada íntegramente en las costas de Chiapas, donde el Soconusco se vuelve territorio mítico, la dirección de fotografía estuvo a cargo del dominicano Claudio Chea, quien trabajó como asistente de Gordon Willis en El Padrino II. Esta sería su última película antes de fallecer en 2022, un trabajo que le valió una nominación a Mejor Fotografía en el Raindance Film Festival de Londres. En reconocimiento a su legado, el Festival de Cine Dominicano de 2023 le dedicó su edición completa con la proyección de Estoy todo lo iguana que se puede.
Esta es una película que necesita la sala de cine. La fotografía de Chea, la música de Chapela, la poesía de Pellicer, el paisaje chiapaneco: todo esto pide espacio, oscuridad compartida, la experiencia colectiva que sólo el cine puede ofrecer. Esta es una película sobre el aislamiento de una familia en una playa olvidada, sobre personajes que se sienten tan iguanas como se puede –inmóviles bajo el sol, esperando que algo cambie–, pero también es una invitación a salir del aislamiento propio, a encontrarse con otros en la sala oscura donde, como la poesía, todo es posible por un momento.
Sinopsis
En una población costera al sur de México, una familia que ha perdido a su figura tutelar evoca su frustración y desesperanza ante la llegada de un visitante inesperado, durante un eclipse total de sol que ensombrece al pueblo y a sus personajes, aterrados ante la soledad cósmica de un futuro incierto.
Boletín: Prensa Cineteca Nacional
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