Prácticamente desde el inicio de la humanidad, el sonido como un elemento primario ha tenido un papel fundamental en el desarrollo espiritual. Muchas civilizaciones antiguas veneraban el sonido tan profundamente que creían que era el llamado al universo a la creación. Estas comunidades trabajaban en armonía incorporando el sonido en sus rituales, ceremonias, ritos de iniciación, meditaciones, celebraciones y también en prácticas curativas y de sanación.
El sonido siempre se ha utilizado para sanar y equilibrar muchos aspectos de nuestras vidas. Se ha vinculado con todas las grandes filosofías espirituales del mundo y se ha entretejido en el tejido de la humanidad a través del tiempo y las civilizaciones. Muchos han pasado toda su vida difundiendo sonidos transformadores a quienes tienen la sabiduría necesaria para abrazar su inmenso potencial de transformación y curación espiritual.
Hoy en día, el papel del sonido en la ciencia se extiende más allá del rango de frecuencias audibles: las ondas ultrasónicas y otras ondas acústicas silenciosas se han abierto camino en el repertorio de los investigadores, ayudándolos a ampliar los límites de la medicina y la investigación convencionales.
Ya desde el siglo pasado el científico norteamericano Royal Rife, famoso por haber inventado uno de los microscopios más potentes en 1920 y después se especializó en la investigación sobre el sonido y sus frecuencias lo que incluso le llevó a inventar también una máquina que servía en tratamientos basados en sonido. Sus investigaciones han sido retomadas por algunas corrientes de medicina alternativa y si bien sus teorías no han estado fuera de la polémica, es innegable que hay un efecto de las frecuencias en el ser humano y hoy en día sabemos que ciertos de frecuencias pueden contribuir a reducir efectos negativos de enfermedades y también a mejorar nuestra salud mental mediante distintas terapias que van desde la relajación hasta muchas otras vertientes.
Para entender la frecuencia del sonido y la sanación, debemos entender qué es un hercio. En términos simples, un hercio es una unidad de frecuencia de un ciclo por segundo, esta unidad puede ser un cambio de estado en una forma de onda, corriente alterna o incluso una onda de sonido. En la sonoterapia o “sound healing”, a través de diferentes frecuencias, o niveles de hercios, se afectan las ondas cerebrales. El cerebro puede sincronizarse con dichas frecuencias, lo que tiene efectos poderosos en el cuerpo, la mente y el alma.
Estos conocimientos ahora son aplicados y desarrollados en muchos centros culturales y espirituales, como es el caso de Casa Florecer, una iniciativa fundada en 2016 y que desde entonces ha desarrollado más de 700 eventos y talleres en su espacio, así como más de 100 eventos en la Ciudad de México. Uno de ellos es PAZYLUZ GAIA, una experiencia inmersiva de consciencia que a través de música, proyecciones, video mapping y meditación, que nos lleva a un pasaje natural y etéreo, donde explotamos nuestra capacidad de asombro y contemplación de la madre naturaleza para reconectar con ella.
El motivo principal de esta experiencia es hacer que los asistentes reflexionemos sobre la importancia de valorar la naturaleza no como una simple proveedora de recursos, sino como algo fundamental en nuestras vidas que debemos atesorar, cuidar y preservar. Vivimos en una era en donde todo pasa deprisa y se asume que los recursos que obtenemos son infinitos y se usan o desperdician muchas veces de forma totalmente inconsciente. Esta experiencia es un llamado a reflexionar, a ser más conscientes de todo nuestro entorno y lo importante que son nuestras acciones para retomar el rumbo hacia un ecosistema con mayor equilibrio.
Esta experiencia se presentará los domingos 12, 26 de noviembre y el 3 de diciembre en el espacio INSPARK ubicado en la Plaza Carso, de la Ciudad de México.
Para accesos y más información consulta el siguiente enlace PAZYLUZ GAIA.
Información: Pepe Casanova / Oficina Pública
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