Anteriormente exploramos el origen de los tatuajes, su papel en el mundo de la moda y también hicimos un breve recorrido sobre algunos artistas y estudios con profesionales en la Ciudad de  México que se dedican a este arte. 

En este capítulo desmentimos los mitos que han surgido alrededor de estas marcas en la piel. ¿Es verdad que son dañinos para la salud? Además, más allá de los mismos mitos enraizados en estigmas sociales, también abordaremos curiosidades científicas sobre esta tendencia, que más que tendencia es en realidad un estilo de vida. 

Algo que no veías venir es el nombre de Thomas Alva Edison dentro del universo de los tatuajes, y es que fue él quien de hecho inventó, casi sin querer la primera máquina tatuadora.  Se trata de una máquina que originalmente fue ideada para el trabajo de oficinistas, pero acabó convirtiéndose en la aguja creadora que todo artista de la piel utiliza hoy en día. 

Aunque no lo parezca, los tatuajes no son un asunto sencillo o meramente intrusivo con la piel. Los tatuadores han aprendido a dominar y entender bien los procesos que existen en la piel, por lo que introducen tinta en la dermis, una capa que es más profunda que la epidermis y se halla protegida del desecamiento y el deterioro que se puede generar por agentes externos como el sol. 

Al contrario de lo que muchos podrían pensar o creer, tatuarse también puede ser un hábito bueno para la salud. Se ha demostrado con diversos estudios que puede ser beneficioso tanto física como psicológicamente. 

Por ejemplo, un estudio reciente realizado por los científicos de la Universidad de Alabama demostró los efectos beneficiosos sobre el sistema inmune que tiene tatuarse. Esto es porque, la primera vez que nos tatuamos, nuestras defensas se ponen en guardia ante la tinta que invade el organismo, pero si volvemos a hacerlo más adelante éstas se irán reforzando, como si de una vacuna se tratase.

Igualmente, también hay un estudio de la Universidad de Texas en el que se evalúa la correlación existente entre el número de tatuajes y el nivel de autoestima de las mujeres y, aunque pueda parecer que no tiene nada que ver, lo cierto es que la asociación resultó ser bastante clara.

Sobre los mitos que orbitan alrededor de esta cultura, hemos escuchado un montón. Sobre todo aquellos que tienen que ver con la salud, por ejemplo, en cuanto a la donación de sangre. ¿Se puede o no donar sangre si estás tatuado?

Este mito surge a raíz del viejo prejuicio en el que consideraban enfermo a quien se tatuaba. Es verdad que hay que tomar precauciones en cuanto a este tipo de prácticas como la donación de sangre, como esperar al menos un año desde el último tatuaje, para contrarrestar riesgos y estar seguros de estar completamente saludables. Sin embargo, con estas precauciones y sin ningún diagnóstico negativo, no hay motivo para no hacerlo. 

Paulina Martínez