Inmerso entre la oniria permanente de su espíritu y el insomnio de la vida, Thom Yorke cauteriza la mirada de un mundo ásperamente real. ANIMA, su nuevo material discográfico en solitario, traza estas inquietudes a través de una coreografía en el cortometraje dirigido por Paul Thomas Anderson. Los ritmos siguen una línea muy al estilo del músico británico que hacen del ir y venir de la cotidianidad un viaje insólito. 

En nueve piezas, Thom Yorke expresa la distopía del mundo de ensueño y el ansiar del despertar, “I woke up with a feeling I just could not take”. El cortometraje trata de un mundo onírico en el que dos amantes se reconocen entre la multitud de un mundo insípido y danzan contra corriente para encontrarse. La coreografía estuvo bajo la dirección de Damien Gilet, quien también se encargó de diseñar los bailes en la película Suspiria (Luca Guadagnino), misma que Yorke musicalizó. 

ANIMA en definitiva es un álbum redondo que funciona en todas sus partes y que se reinventa entre sus espacios sonoros. La música de Yorke siempre ha logrado llevarnos a una dimensión auditiva muy poco explorada, y ANIMA no es la excepción. 

El arte sabe conjugarse entre sí para manifestarse en distintos canales. Yorke consigue aunar la estética de la danza, la música y la poesía para hacerlas vibrar al unísono. La crítica social del compositor siempre ha estado ligada a su obra. En un coro sombrío Yorke canta:

“Taken out with the trash, swimming through the gutter, swimming through the gutter, swallowed up, swallowed up by the city, by the city, by the city. Humans the size of rats” (“Sacado con la basura, nadando a través del desagüe, nadando a través del desagüe, tragado, tragado por la ciudad, por la ciudad, por la ciudad. Humanos del tamaño de ratas”), mientras los sintetizadores y la música detrás van unificando el discurso y lo convierten en una atmósfera que te sumerge en el universo y las neuronas oníricas de Yorke. 

En una entrevista para Zane Lowe, Yorke aterrizó que la idea de este proyecto, que ya habían trabajado durante varios años tanto él como Nigel Godrich (ingeniero de sonido de Yorke y Radiohead), se fundamenta en los sueños y los conceptos psicoanalíticos provenientes de Carl Jung, así como también intenta reflejar una crítica social en cuanto a la tecnología y cómo refugiamos nuestra identidad detrás de ella. 

Hemos comenzado a emular lo que nuestros aparatos y dispositivos dicen de nosotros, y a emular la forma en que nos comportamos a partir de eso. La razón por la que podemos ver a Boris Johnson (primer ministro del Reino Unido) mentir claramente y prometer algo que nunca va a cumplir es debido a que no tenemos que contactarnos directamente con él porque es como un pequeño avatar. Es este tipejo con un estúpido corte de pelo ondeando una bandera. 

Y las consecuencias no son reales. Las consecuencias de todo lo que hacemos no son reales. Podemos permanecer en el anonimato. Enviamos a nuestro avatar a comportarse como un abusón y a envenenar lo que nos rodea, y luego seguimos en nuestro anonimato.

El interés de Yorke por la reconexión del espíritu entre el mundo interno y el real ha sido materia prima de su obra en general. Sin decirlo en esas palabras, podemos escucharlo y apreciarlo en sus letras, composiciones y maneras de expresar sus visiones hacia la vida. 

Sabes que estamos en problemas cuando la gente ya no quiere escuchar música triste. Es una manera de desconectarse del mundo.

Desde los albores de nuestra humanidad ha existido la necesidad de llenar el vacío que provoca la interrogante universal del ser: quiénes somos, a dónde vamos, por qué estamos aquí. La imposibilidad de la resolución a este problema nos ha orillado a explorarlo a través de distintas formas, y es muy cierto que entre más indagamos estamos más propensos a alejarnos de la solución.

Please let me know when you’ve had enough of the white light of the dawn chorus.

Por eso la declaración de Yorke, respecto al sintomático anonimato de nuestra especie que se refugia en la ignorancia de su misma percepción, nos hace eco en las entrañas de la humanidad. No se necesitan razones para escuchar este material, la música de Thom no promete, simplemente sucede, así que deja que suceda en tu sistema y explora las dimensiones oníricas de tu ser. 

Paulina Martínez