La fiesta del Día de Acción de Gracias es una de las favoritas de los estadounidenses y de los países Canadá, Liberia, algunas islas del Caribe y otras cuantas naciones. Los inicios de esta celebración sincrética, como los de tantas, no quedan 100% claros, pero hoy es un referente delante de temas como la polarización o preocupación por la depredación del medio ambiente.

Sabemos que los orígenes de esta festividad le agradecen a Dios la bendición de la cosecha y de las bondades del año anterior. Su esencia es parecida a la navideña y es otra oportunidad para agradecer la familia, la ventura o la posibilidad de soñar futuros virtuosos, por ejemplo, sin aversión, apegos o ignorancia.

Esta conmemoración se lleva a cabo el segundo lunes de octubre en Canadá y el cuarto jueves de noviembre en los Estados Unidos (es decir, hoy). Se basa en elementos casi espirituales aunque nada ilógicos, porque no conmemora una victoria armada sino que agradece la generosidad de la naturaleza.

Sin detenerme en las circunstancias históricas o los matices de las conquistas, no está de más celebrar conceptos de la fecha, como el amor, la hermandad, el respeto y, sin banalizar el pasado, perseguir un buen momento. Al final no es una celebración chacotera o aterradora como Halloween, ni tan misteriosa como Navidad. Puede ser la oportunidad de alegrarse por las intenciones positivas que nos habitan.

Y qué sé yo, pero a lo mejor nos ayuda a reflexionar sobre la humildad, porque no transcurren ni 24 horas de la cena y la agenda noticiosa está concentrada en el vendaval de histeria y compradera del Black Friday. Al fin y al cabo la fecha de rebajas arranca la temporada navideña en EEUU. Al menos esperemos que no lo haga con estampidas, personas que se golpean por productos y la locura que conocíamos previo a la pandemia.

Nos quedamos con la imagen idílica de los nativos americanos y los peregrinos sentados codo a codo en el s. XVII, compartiendo paz y generosidad en algún lugar de Nueva Inglaterra. Y para disfrutar algunas representaciones, les dejamos una lista de películas que capturan o juegan con el espíritu de la fecha.

Planes, Trains and Automobiles (1987), de John Hughes

Para mucha gente, Planes, Trains and Automobiles es el clásico de comedia definitivo de la fecha. El director John Hughes (The Breakfast Club, Ferris Bueller's Day Off) cuenta una historia de un empresario serio (Steve Martin) desesperado por llegar a casa a tiempo para la cena de Acción de Gracias. No obstante, en el trayecto termina atrapado con un estúpido de proporciones épicas (John Candy), en una carrera a campo traviesa, con humor slapstick y buen corazón.

Grumpy Old Men (1993), de Donald Petrie

Los increíbles Walter Matthau y Jack Lemmon interpretan a un par de viejos amargados que libran una batalla de una sola vez para el resto de sus vidas: compiten por el amor de Ann Margaret (Ariel Truax). Esta divertida comedia sucede en la tundra congelada de Minnesota y sobresale por la puesta en escena y, sin duda, un par de histriones que fluyen como la salsa gravy durante la cena.

Hannah y sus hermanas (1986), de Woody Allen

Hannah y sus hermanas es una de las grandes películas del maestro Allen. Ganadora de tres premios Oscar y reconocida por el ingenio de su guion, esta comedia dramática cuenta las historias entrelazadas de una familia extensa en un periodo de 24 meses, que comienza y termina en las fiestas de Acción de Gracias.

Free Birds (2013), de Jimmy Hayward

Una película animada para toda la familia en donde dos pavos que no se llevan bien, deben unirse para viajar en el tiempo y evitar que la gente coma pavo en Acción de Gracias. Es una buena opción si pensamos en los sentimientos actuales de una fracción importante de la población.

Home for the Holidays (1995), de Mark Isham

La temida reunión familiar es el centro de esta película en la que una alegre Claudia (Holly Hunter) deberá reunirse y soportar las dinámicas familiares en la cena. La película se completa por un elenco de primera, que incluye a Anne Bancroft, Charles Durning, Robert Downing, Jr. y Claire Danes.

También vamos a chacotear:

Blood Rage (1987), de John Grissmer

Década de 1980. Las películas slasher estaban de moda tras el éxito del Halloween de John Carpenter. Dentro de la gama de copias y fusiles B de la saga de Michael Myers, se estrenaron películas genéricas como Blood Rage. Ambientada alrededor de Thanksgiving, narra la desquiciada historia de unos hermanos gemelos, el asesino y el inocente, interpretados ambos por Mark Soper.

Blood Freak (1972), de Steve Hawkes y Brad F. Grinter

Blood Freak es una cinta de terror que sigue a un drogadicto que trabaja en una granja de pavos. Después de exponerse a carne de pavo modificada genéticamente, se convierte en un enloquecido guajolote humano mutante, que se deleita y alimenta su adicción con la sangre de otros drogadictos. Una tontería, chafisisísima pero excepcional para reproducir en la tele de la sala cuando quieran correr a las visitas.

Poultrygeist: Night Of The Chicken Dead (2006), de Lloyd Kaufman (es decir, Mr. Troma)

Cambiamos el pavo por pollo… ¿la crisis? En esta infrapelícula conocemos un poblado en donde se lleva a cabo una verbena/local de pollo frito. La sede elegida, adivinaron, es un foro encima de un antiguo cementerio indio. En la película vemos cómo los ciudadanos deben enfrentarse a una intoxicación severa y a una sucesión de pollos zombis enojados, en medio de vómito falso, chisguetazos de cátsup y las mejores-peores actuaciones.

ThanksKilling (2008), de Jordan Downey

ThanksKilling es un semi-videohome donde un pavo malhablado –o marioneta de goma– realiza una matanza. Es intencionalmente vulgar y, si te gusta, querrás ver su secuela: ThanksKilling 3, en la cual el pelado guajolote profundiza en sus impulsos asesinos, esro mientras sus amigos buscan recuperar la última copia existente de ThanksKilling 2. Tal como lo leen.

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Redacción