Cuando hablamos de saltos científicos en la historia de nuestra humanidad, muchas veces imaginamos un cambio de escenario de la noche a la mañana. Por ejemplo, no hace mucho se hizo pública la noticia de que los científicos recibieron una intrigante señal que llegó desde el sistema estelar más cercano al Sol. Lo que claramente levantó los cuestionamientos más emocionantes, ¿hay vida inteligente más allá de nuestro planeta? ¿Podemos contactarlos?

Es decir, nada fuera de lo normal en un evento extraordinario. Sin embargo, muchas cosas tienen que suceder, tanto antes como después, de manera privada en el ergo científico, para después llegar a resoluciones reales y concretas. En el mundo científico se dan pasos pequeños, que significan saltos gigantes para que los escenarios futuristas que habitan en nuestros sueños, se conviertan en una realidad. 

Tal y como lo dijo Neil Armstrong, al apoyar por primera vez su pie izquierdo en la superficie de nuestra Luna: “Es un pequeño paso para el hombre; un gran salto para la humanidad”. Mientras un pequeño descubrimiento sucede, el pasillo de las puertas a las que llevamos años  intentando entrar, comienza a ser la posibilidad de un futuro próximo. 

Asimismo, al momento en el que la física cuántica apareció como una puerta en la que al momento de abrirla nos mostró más posibilidades y teorías sobre el mundo subatómico, la teletransportación comenzó a ser un concepto que salía de las novelas de ciencia ficción, para ser un caso de estudio en los laboratorios. 

Hace mucho que entendimos que el mundo como lo conocemos se está desvaneciendo, tanto de manera positiva como negativa, desde el alarmante cambio climático y conflictos sociales en todo el planeta, como también en sus importantes descubrimientos científicos aplicados a nuestra tecnología cotidiana.

Porque por mucho que las películas de superhéroes y demás, nos muestran a estos seres magníficos de inimaginable fortaleza como los protagonistas, son los científicos que están detrás de ellos los que han hecho posibles todas sus aventuras. 

Pensemos en el clásico de Back To The Future, o en algo mucho más antiguo como Flash Gordon, no eran los “galanes” los responsables de tales aventuras, sino el científico casi siempre “loco” que se esmeraba en su laboratorio en busca de lo imposible. 

El reciente descubrimiento de la NASA junto con Caltech, sobre la teletransportación cuántica ha dado mucho de qué hablar. Y aunque el término de la teletransportación se ilustra con la emblemática frase: “Beam me up, Scotty!”, o en español “¡teletranspórtame, Scotty!”, el evento sigue lejos de esta realidad, pero muy cerca de lograr cosas que nos acercarán a la realidad de Star Trek y todas esas historias especiales. 

Hacia dónde vamos con lo cuántico

Antes de seguir, recordemos que recientemente un grupo de investigadores liderado por Caltech, junto con colaboradores del Jet Propulsion Laboratory (JPL), que Caltech administra para la NASA, y Fermilab (Fermi National Accelerator Laboratory) establecieron dos bancos de prueba utilizando material estándar y estado de dispositivos cuánticos de última generación para teletransportar con precisión información cuántica durante un periodo sostenido a una distancia de 44 kilómetros. 

El trabajo, publicado en PRX Quantum, incluye, por primera vez, el modelado teórico de la configuración experimental, para la transportación de datos a niveles cuánticos. Esto representa un enorme salto en el mundo, ya que abre la posibilidad del internet cuántico y un procesamiento de inmensos datos que ahora, con todas las computadoras más poderosas del mundo, resulta imposible. 

Y aunque esto es tan sólo el inicio de algo grande, el objetivo ya se apunta hacia un futuro internet cuántico, mismo que cambiará por completo la manera en la que vivimos, eventualmente, por supuesto. 

Qué es el internet cuántico

En pocas palabras, se trata de un internet en el que la información almacenada en qubits (equivalente cuántico de los bits de la computadora) se transporta o teletransporta a largas distancias a través del entrelazamiento. Se trata de un fenómeno en el que las partículas se unen intrínsecamente entre sí, incluso cuando están separadas por grandes distancias.

Una característica clave de las redes cuánticas es su fidelidad, o la calidad de la teletransportación, que caracteriza qué tan cerca está el qubit teletransportado del original. En este reciente estudio, la teletransportación cuántica se realizó con una fidelidad de más del 90 por ciento. Algo que nos entrega grandes esperanzas, claramente. 

La principal diferencia entre el internet cuántico y el clásico es la misma que existe entre la computación cuántica y la clásica: se utilizan qubits para representar la información en vez de usar bits. 

Y para no ponernos tan técnicos, a conceptos realmente complejos, aterricemos de qué manera se podrá aplicar esta tecnología y sus beneficios. Porque es en su aplicación, casi siempre, donde está más claro todo. 

Primeramente, la seguridad digital ahora será razón de tecnología cuántica. Se estima que la seguridad por internet se haga con un cifrado cuántico en unas cuantas décadas. De esta manera, veremos computadoras y dispositivos móviles con un pequeño procesador cuántico para seguridad. Igualmente, es importante destacar que la seguridad cuántica a nivel masivo no es posible sin un internet cuántico.

Asimismo, el mundo de las telecomunicaciones cambiará radicalmente. Por ejemplo, una consecuencia directa de esto será que se conseguirá mejorar las infraestructuras en la nube. Así, si se logra crear un canal de comunicación cuántico entre un servidor cloud y un cliente, la seguridad sería muy difícil de vulnerar.

Igualmente, se podrá ver su aplicación en la comunicación de información cuántica entre quienes necesitan transmitir este tipo de información. Por ejemplo, los servicios secretos de los gobiernos o los centros de supercomputación que para ese entonces dispongan de computadoras cuánticas, y más. 

De primer momento, estas son las posibilidades más próximas que veremos con esta tecnología. Sin embargo, también se promete un camino en el que se podrá aprovechar la capacidad de sincronización que se da gracias al entrelazamiento cuántico, permitiendo mayor precisión en la sincronización de relojes, la combinación de luz de telescopios distantes para mejorar las observaciones u otras tareas que exigen coordinación. 

Actualmente, contamos con un montón de supertelescopios que contienen información destacable e importante, pero que debido a que se trata de muchísima, no se ha logrado procesar ni la mitad de su capacidad. Esta tecnología nos ayudaría a agilizar grandes descubrimientos en el área astronómica. Entonces quizá sí, será posible comunicarnos con seres de otros sistemas solares, en un futuro no tan lejano. Y para no dejar de soñar en grande, quizá también en algún punto de la historia este descubrimiento dé paso a que la emblemática frase “Beam me up, Scotty!”, sea una realidad cotidiana. 

Lo que menos necesitamos es pensar en que lo imposible siempre lo será, pues la misma historia de la humanidad no ha dejado de demostrar que lo que parece imposible, en realidad no es más que el desconocimiento que, de ser descubierto, nos acercará a su posibilidad. 

Paulina Martínez